Anoche salí de fiesta, y aunque no esperaba encontrar al amor de mi vida en un ambiente discotequero nunca hay que perder la esperanza. Me puse un vestido corto, unos tacones considerables y tardé tres horas en depilarme. Eso sin contar que me molesté en perfilarme los ojos con la ayuda de un delineador de crema y un bastoncillo de algodón para los oídos con el que casi me quedo tuerta. También me planché el pelo.
¿Sirvió de algo todo eso? La respuesta es no, rotundamente. Bueno, miento, en un momento determinado pisé sin querer a un pobre chaval al que debí dejar el pie con un agujero como el del clavo de Cristo, y que luego pretendía que le diera un beso como compensación. Por si os estáis preguntando por qué me negué - si está tan claro que mi propósito es precisamente encontrar un hombre - os diré que es porque una tiene pincipios. Que busque un chico especial no quiere decir que me vaya a tirar a la yugular del primer espécimen del sexo masculino que me cruce.
En fin, el resultado es que sigo tan soltera como hace dos días y además con dolor de cabeza :D
Está sonando: Wonderwall, de Oasis.
sábado, 6 de febrero de 2010
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