He decidido crear este blog porque me he marcado un objetivo, y sé que es más probable que lo cumpla si mantengo la constancia de ir escribiendo aquí mis progresos al respecto. Mi meta no es escalar el Himalaya, llegar a presidenta de la ONU ni fundar mi propia cadena de librerías (aunque no estaría mal). Nada de eso. Lo que persigo es celebrar la próxima Nochevieja con un chico especial en vez de tener que pasarla otra vez con mi familia, soportando que mi primo pequeño cante villancicos a grito pelado mientras Belén Esteban da las campanadas.
Empieza mi cuenta atrás. Ready, steady, go!

jueves, 4 de marzo de 2010

Algunas veces

Algunas veces me apetecería esconder la cabeza debajo de la colcha de la cama y pasarme así días enteros. Tengo la impresión de que el mundo podría esperarme cuarenta y ocho horas, después de todo no soy bombera ni trabajo de nada que requiera mi presencia en caso de emergencias. Por suerte sé que hay gente que me echaría en falta, que se preguntaría dónde estoy, y quizá eso es lo que me impide enterrarme bajo las sábanas.
En fin.
Volviendo al tema que me ocupa, siguen sin aparecer hombres en mi vida. El problema fundamental es ese, que no tengo de dónde escoger, y por lo tanto es difícil sopesar pros y contras de unos y otros. Mi círculo de amistades lo componen casi exclusivamente mujeres. Si alguien lee esto, si hay alguien ahí al otro lado de la línea, agradecería algún consejo. Estoy bastante perdida ante la gran pregunta: ¿qué quieren los hombres? ¿Qué les interesa? ¿Qué les atrae?


Está sonando... Thanks for the memories, de Fall Out Boy